Escrito para el periódico digital El Calce
Un sábado cualquiera. Comunidad 21 compartiendo con la familia Clemente
Por Eddie Suárez
25 de mayo de 2022
Era sábado, 14 de mayo de 2022 en la mañana. El calor hacía estragos. Recibo la llamada del amigo e historiador Jossie Alvarado (Puerto Rico En Las Grandes Ligas). “Eddie, ¿qué hay? ¿Todo bien?” no me dijo Jossie, pero algo así, ustedes saben. Comenzamos a hablar sin saber que esta llamada sería una que marcaría mi vida, una invitación a conocer a Matino Clemente, su esposa Carmín y sus hijas. Imposible rechazar semejante convocatoria.
Me dirijo de San Juan a Carolina, un trayecto de unos 15 minutos que parecieron una hora. No duró tanto pues de camino pude escuchar Areyto, Visto Bueno y Guaitiao de Intifada- Antifa Vol 2. Mientras voy guiando por la Baldo, voy pensando “¿qué pregunto? Ni se te ocurra meter la pata allí”.
Llego y allí estaba Jossie. Me esperaba junto a Ivelisse y Noel Ortiz, expelotero de la Doble A de Coamo. Nos recibe Judith muy amablemente, una de las hijas de Matino y Carmín. “Bienvenidos” nos dice mientras observo fuera de la casa unas letras que leían CLEMENTE 21. Les soy sincero, hasta ese momento no sabía qué esperar. Pasamos y cuando abren la puerta para entrar al hogar, el asombro se apodera de mi. Un museo espectacular es lo que veo. Cuadros, fotos, bolas autografiadas, gorras, camisas, artesanías, bueno, qué no había. “¿Esto existe?”. Pues sí, ese espacio es real.
A los minutos salen Carmín y Matino. La amabilidad de la familia en general fue tan impresionante. Un trato como si fuéramos amigos de años. Carmín decide salir un rato mientras Matino se sienta en una esquina, tranquilo a esperar por nosotros. Asumo que ya había comido sus tostadas con café. Jannette Clemente ofrece darnos un ‘tour’ por el museo mientras nos explica diferentes artículos que veíamos durante el trayecto. Nos brindaba datos de su padre Justino, de Roberto y su familia en general. Al terminar, Jannette nos dice “ahí está mi padre. Le pueden hacer las preguntas que quieran. Es todo suyos”. Ahora fue, llegó el momento.
Hago una pausa para compartir un dato que me llenó de orgullo. Jannette me comenta que tenía en agenda ver la entrevista que hice con Modesto Lacén pues el amigo Danny Torres de Talkin’ 21 le había comentado. What!!! Seguimos.
Nos sentamos al lado de Matino. Hubo un silencio de segundos. ¿Quién le pregunta primero? ¿Quién comenta primero? No fue necesario, Matino simplemente comienza a hablar, a contar anécdotas de su vida, de su hermano Roberto y la familia en general. Lo único que tuve que hacer fue ponerme cómodo y escuchar las grandes historias que nos relataba. Con celular en mano, anotaba lo más que podía. Acá entre nosotros, hacía tiempo que mi lapso de atención no era tan bueno. No pestañaba, mi mirada siempre fija tratando de absorber hasta el mínimo de los detalles.
La crianza que les brindó su madre y padre. La relación entre Matino y Roberto. El gran jugador de béisbol que fue Matino. Las bondades del #21. La genialidad de Roberto dentro del terreno. El caballo de Clemente- Champion Bat. Willie Mays. El hit 3 mil. El accidente aéreo. Fueron muchas las historias que nos contaba y con unos detalles que te hacía olvidar que hablabas con una persona de 94 años. Entre una cosa y otra, la visita se extendió poco más de 3 horas. Y en realidad, no quería que terminara.
Llegó el momento de la despedida. Bueno, en realidad me despedí la misma cantidad de veces que Roberto Clemente quedó líder de asistencias en el jardín derecho. Fueron varios (tienen una asignación). Cada vez que intentaba marcharme, surgía un relato nuevo de Matino. Difícil poder irme. Antes de retirarme, Matino estrecha la mano, un saludo firme y me dice algo que nunca podré olvidar: “aquí no tienes un amigo, aquí tienes un hermano. Puedes regresar cuando quieres. Eres más que bienvenido”. ¡Wow! Me dejó sin palabras.
Mientras estuve compartiendo con la familia, me sentía tranquilo, en paz. Pero cuando salgo y entro al carro, ahí es que llega el golpe. “¿Esto acaba de pasar?” Un sentimiento de nostalgia, incredulidad se apodera. Pero tengo que aceptar algo, de esa mañana, más allá de las historias que nos contó Matino sobre Roberto, me llevo la experiencia de conocer la bonda y el respeto que la familia me brindó.
Esta historia definitivamente que continuará…